domingo, 25 de enero de 2009

Martin Cohen: 101 dilemas éticos



Dice el autor del libro: La ética se ocupa de aquellas decisiones que más nos importan, y no hay decisión importante que no plantee un dilema. La palabra griega significa "dos cuernos". Los cuernos del dilema: dos opciones tan sólo (es o no es, ser o no ser, verdadero o falso) o, más bien, sólo una, la que nos permita encontrar un camino entre los cuernos del dilema. Un significado este bastante más próximo al sentido original del término.

Este libro pertenece a la didáctica de la Ética. Demuestra que los conocimientos sobre temas duros y difíciles no son inaccesibles para el público medio. Los problemas éticos que plantea Cohen son problemas cotidianos, que están en los medios de comunicación, en nuestra información diaria, que podemos encontrar con frecuencia en nuestra propia vida.
El libro está dividido en dos partes. En la primera se van presentando los dilemas éticos, capitulados y numerados; en la segunda, con el mismo número, capítulo y título, encontramos la discusión, con opiniones de los principales filósofos que han tratado el tema; soluciones no hay, porque eso se deja al criterio de la persona que lee. Muy interesante, siempre, el debate planteado.
Los temas tratados, del máximo interés individual y social, se mueven en un amplio espectro, desde la ética empresarial, la bioética, los derechos humanos, hasta problemas como las relaciones de poder, las libertades individuales o las difíciles elecciones vitales.

Los dos dilemas que abren la serie son estos:

1. El bote salvavidas
El acorazado Espíritu del Norte ha recibido el impacto de un torpedo en plena sala de máquinas y está empezando a hundirse.
- ¡Abandonen el barco! -grita el capitán Pedernal.
Pero son muy pocos los botes que han quedado intactos. Uno de ellos, cargado hasta los topes, consigue a duras penas alejarse del barco antes de que éste se hunda del todo. En proa va el capitán Pedernal. Las grises y gélidas aguas del Atlántico, que rodean el bote, rebosan de voces que piden desesperadas que se las salve.


Pero, ante la cruda certeza de que el pequeño bote corre el riesgo de volcar, poniendo en peligro la vida de los que ya se hallan a bordo,
¿habría que recoger más marineros para salvarlos?


2.Más hundidos todavía
El capitán Pedernal murmura (en latín) una palabras ininteligibles y, luego, de un grito ordena:
-¡No paren!
Algunos de los que están en el bote también murmuran, en romance, algo así como "esto es un puto crimen", "maldito cabrón sin entrañas" o incluso "estos cabrones de capitanes tenían que hundirse con sus barcos"; pero todos ellos son gente acostumbrada a obedecer. O, al menos, así parece; hasta que, de pronto, uno de los marineros que hay en el agua consigue acercarse a uno de los costados del bote, momento en que descubren que se trata de Tomás, el joven grumete, que, tras aferrarse con sus manos congeladas a la falca (a saber qué es eso), intenta encaramarse a la embarcación, que empieza a inclinarse de forma alarmante.
Desde el otro extremo del bote, el capitán Pedernal grita:
-¡Mételo otra vez en el agua! -dirigiéndose a Pepe, el cocinero, que es el que se encuentra más cerca.


¿Debe Pepe obedecerle?

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